
En ediciones pasadas ya hemos tenido oportunidad de conversar acerca de los beneficios de contar con una cobertura que nos ayude a resarcir el daño económico que puede provocarnos el repentino deterioro de nuestra salud o la de nuestros dependientes económicos; hablamos entonces de la conveniencia de la contratación de los llamados seguros de Salud, que comercializan las ISES (Instituciones de Seguros Especializadas en Salud) con cierto éxito desde finales de los noventa, en los cuales el fin principal es la conservación de la salud a través de medidas de prevención que eviten la aparición de enfermedades graves; y, en caso de que se presenten, aseguren que se recibirá atención a partir del primer síntoma, lo que reduce el costo del tratamiento, situación que también se ve reflejada en la prima de seguro que el cliente final paga por este tipo de cobertura.
Los invito entonces, amigos, a que ahora Charlemos Seguros acerca del Seguro de Gastos Médicos Mayores, que, a diferencia de los Seguros de Salud, solamente opera en caso de la aparición de enfermedades que generan un gasto importante. En este tipo de seguros no se cubren estudios preventivos si éstos no dan como resultado el diagnóstico de un padecimiento cubierto por la póliza, y generalmente es necesario que el gasto supere el deducible estipulado para que la cobertura comience a operar.
Este seguro ha ganado la mala fama de ser inaccesible para la mayor parte de la población, pues se considera que el precio que se paga por él es muy elevado; y se tiene la falsa idea de que es un producto
reservado para el segmento de población de altos ingresos: nada más alejado de la realidad si tomamos en cuenta que el deterioro en el servicio que brindan las instituciones públicas de salud, como el IMSS
y el Issste, ha obligado a una buena parte de la población a buscar opciones en la medicina privada para recibir atención de calidad, pero sobre todo de manera oportuna, en el infortunado caso de requerir tratamiento médico de urgencia. Cada vez que alguien me pregunta si la contratación de un seguro de Gastos Médicos Mayores es caro, mi respuesta se reduce a una comparación. ¿Es caro? ¿Comparado
con qué? Porque basta cotizar la estancia durante una semana en el área de terapia intensiva de cualquier hospital, y luego comparar el monto con la prima anual de una póliza de Gastos Médicos Mayores, para constatar que la diferencia será abismal, lo cual valida mi teoría de que siempre será más barata la contratación de una póliza que la factura que debemos pagar en la medicina privada en el caso de un desafortunado acontecimiento que afecte nuestra salud vital.
Pues bien, basado en lo anterior, yo formularía la misma pregunta con un enfoque diferente: pensando que todos, independientemente del monto de nuestros ingresos, necesitamos una cobertura de este tipo, la pregunta correcta sería ¿cuál es la suma asegurada, deducible y coaseguro adecuados para que el costo de la póliza no sea superior al monto que puedo yo erogar, tanto al momento de la contratación como al momento del siniestro?
A esta pregunta, cuya respuesta parece requerir complicados cálculos matemáticos, yo le encuentro una respuesta realmente simple basada en dos premisas:
1.- La suma asegurada debe comprenderse con los costos de la institución hospitalaria privada a la que la familia asiste con regularidad, ya que en nuestro país los costos que cobran las diferentes instituciones médicas son realmente dispares; dicho de otra manera, el seguro de Gastos Médicos no debe ser utilizado para atenderse en aquellos hospitales “lujosos” a los que nunca asistiríamos con nuestros propios recursos, sino para recibir atención en las mismas instituciones a las que asistiríamos de manera habitual
según nuestra situación económica, ya que esos mismos recursos son los que la familia virtualmente ahorrará con la contratación de este tipo de servicios.
2.-El deducible y coaseguro contratados deben corresponder a la cantidad disponible de dinero que podemos tener en cualquier momento, monto también basado en los ingresos y nivel de vida que nos corresponda; en otras palabras, los trabajadores asalariados que reciben una nómina quincenal y cuya disponibilidad de efectivo depende muchas veces de la fecha en que se les deposita su sueldo deben pagar la prima más alta que sus posibilidades económicas les permitan en el momento de la contratación de la póliza, y un deducible y coaseguro lo más bajo posible, dado que desconocen cuál será el estado de su economía en el momento del siniestro (que no necesariamente llega en un día cercano a la quincena); por el contrario, si el contratante de la póliza no tiene grandes responsabilidades económicas, o continuamente
dispone de cierta cantidad de recursos, aunque éstos sean limitados, debe contratar una póliza con una
prima lo más económica posible y un deducible acorde con esa cantidad de recursos económicos de los que permanentemente puede disponer.
Con todo lo anterior, estimados amigos, queda demostrado que el seguro de Gastos Médicos Mayores prácticamente es accesible a todo el mercado asegurador en nuestro país; solamente hay que saber escoger la compañía aseguradora, suma asegurada, deducible y coaseguro que cubran nuestras expectativas, según el costo que nos ofrecen y tomando en cuenta los diferenciadores, ya sean coberturas
o servicio, porque hay que recordar que este último se ha convertido en un punto crítico para los usuarios de este tipo de seguros.
Quiero aprovechar estas últimas líneas para enviar un cálido abrazo de felicitación por su cumpleaños a mi
muy estimado Gerardo Castro Amaya, quien estará celebrando este 16 de junio un año más de vida y muchos de éxito profesional en su brillante trayectoria en nuestro medio.
Deseo para todos ustedes un muy futbolero mes mundialista; les mando un fuerte abrazo a todos, y nos leemos en la próxima edición de Charlemos Seguros.
Alfredo González
@risk_mr